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viernes, 27 de julio de 2012

“Los 400 golpes” de François Truffaut

Doinel, puede vivir entre la gente y dejarse vencer por un sentimiento de aislamiento total, cuyo resultado es un estado de rebeldía. 

Fausto Carámbura* 


La cinta “Los 400 golpes” (1959) dirigida por François Truffaut (París 1932-1984), da ejemplo de la calidad cinematográfica que se gestó en Francia allá por los años 50. Con este largometraje se subrayan los factores adversos y compasivos en su proceso social, especialmente a los que conciernen al carácter del hombre y su autonomía de una sociedad insensible con el drama humano, además de que inauguró la “Nouvelle Vague” con el que ganó en ese mismo año el Festival de Cannes con el Premio al Mejor Director, Premio del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York a la Mejor Película Extranjera, Premio del Sindicato Francés de Críticos de Cine (1960) a la Mejor Película, entre otras nominaciones. 

“Los 400 golpes”, con ceñidas características autobiográficas de su director, plasma en el papel de Antoine Doinel, a un niño fundamentalmente solitario, que en esencia, sufre cambios en la medida que la sociedad ejerce una mayor presión sobre su transición natural, obligándolo así a una mayor exaltación de su visión general del mundo. La familia, por ejemplo, vista como un estandarte, ícono de la unión y la devoción, se representa en la cinta como desvalorada y desestructurada gracias al desapego de sus padres Julien y Gilberte Doinel. 

Su desarrollo, fundado sobre el supuesto problema de conexión del niño con la sociedad y no del problema de insatisfacción y frustración consigo mismo es un elemento impredecible. Truffaut lo advierte una y otra vez con repetidas tomas donde Doinel se comporta como un niño arrebatado: lo hace evidente tanto en su casa, con sus padres; en la escuela, con su maestro y sus compañeros, y en la calle con las personas con quien se topa. Antoine Doinel puede sentirse solo, sin embargo eso no le impide estar relacionado con ideas y valores que le proporcionan un sentimiento de comunión y pertenencia. Por otra parte, puede vivir entre la gente y dejarse vencer por un sentimiento de aislamiento total, cuyo resultado es un estado de rebeldía.

 El nombre “Los 400 golpes”, es una representación simbólica de las incidencias que se desarrollan en la vida del niño. Una difícil etapa donde siente su insignificancia y pequeñez en comparación con el universo y con todos los demás que no sean él. Sin pertenecer a ningún grupo, sin que su vida posea algún significado y dirección, se sentirá como una partícula de polvo por la pequeñez de su individualidad, por la desatención de sus padres, demostrada con la confesión de la madre de ser un niño “no deseado”, por el despertar de la pubertad y el deseo de independencia, que se resumen en sólo dos palabras: estragos juveniles. 

La música producida por Jean Constantin, va casi de la mano con los acontecimientos donde se desarrolla algo extravagante, triste o desmesurado. El tintineo de las notas, sin pensarlo, se volvió característica inseparable en Truffaut; le proporcionó a las locaciones de París un ambiente menos lúgubre e irritable. Otra particularidad que se logra visualizar en la cinta, es el apego con la Literatura. Por ello no es incidental que el niño Doinel, mientras permanece acostado en su cuarto fumando, presuma frente a las cámaras el libro de su conciudadano Honorato de Balzac, “En busca de lo absoluto” y por azares del destino, como tarea del profesor, se le ocurra en la escuela describir la muerte de su abuelo tras recordar el final de la mencionada obra: “¡Eureka! Lo he encontrado”. 

El camino que subraya el final de la película es asombroso. Postrado en la Correccional para Menores Delincuentes, tras el robo de una máquina de escribir en la oficina donde trabaja su padre, decide después de días de retención fugarse con un fin particular: conocer el mar. El paisaje que acompaña los cuatro minutos, 11 segundos de rodaje, es diverso. Se le ve a Antoine Doinel traspasando alambradas, brincando hojas secas, evitando surcos, trastabillando con piedras, bajando veredas y al final caminando a la orilla del mar con su mirada centrada en el objetivo de la cámara. Un final inmediato e incierto. 

Para los amantes de los clásicos cinematográficos, un largometraje que no deberían perderse.


  Ficha técnica

Título original: Les quatre cents coups.
Año: 1959.
País: Francia.
Director: François Truffaut.
Guión: François Truffaut.
Música: Jean Constantin.
Fotografía: Henri Decaë.
Duración: 99 minutos.
Género: Criminal, drama.


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